Dejaré que sean mis alumnos los que lleven la iniciativa en clase y yo me mantendré al margen, actuaré como mediador/a cuando sea necesario.
Hay veces que el alumno se siente en cierto grado intimidado por hablar en público, por la reacción de los compañeros e incluso por miedo a no acertar con su opinión respecto a la del resto. Como dice la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, las opiniones ajenas nos importan mucho, tanto que la mayoría de veces no alzamos la voz y decimos la nuestra por miedo a no ser socialmente aceptados. Entramos en una espiral del silencio donde callamos y tomamos las opiniones mayoritarias para pasar desapercibidos.
Es precisamente ese silencio el que debemos evitar, y para ello fomentaremos la colaboración y dinamismo del alumnado, que sean ellos los que desarrollen sus ideas, que se expresen con total libertad sin crear cohesión y evitando enfrentamientos. La clase será un lugar donde compartir opiniones y en ella no cabrán ningún tipo de discusión ni enfrentamiento. Y yo, el docente, no interferiré en esos desarrollos. Hablaré menos para dejar que los estudiantes participen más.
Sara García